En este artículo analizaré por encima el caso histórico de las monedas acuñadas en el Reino de Castilla y en España hasta la Edad Contemporánea (alrededor de 1800 dC). Este repaso servirá para ilustrar algunos conceptos vistos anteriormente.
Índice del artículo
Dineros y maravedíes
La acuñación de moneda en Castilla se inicia a finales del siglo XI heredando las tradiciones romana y almorávide que pervivían y vivían respectivamente en la península. Los metales empleados en la acuñación eran los disponibles en la época: el oro, la plata y el cobre. El oro es un metal precioso menos abundante y más estable que la plata, de ahí que se considere más valioso. La plata, a su vez, es menos abundante que el cobre. Lógicamente, la moneda mas valiosa era el llamado dinero de oro que deriva de la moneda romana denario implantada en la zona cristiana.
En la zona musulmana se empleaba otra moneda también de oro y de un peso similar al dinero castellano (unos 3,8 g). Esa moneda se introdujo en Castilla para los intercambios comerciales con los musulmanes y se denominó maravedí, que significa moneda almorávide.
Debido a que era necesario incrementar la cantidad de moneda en circulación para atender a las transacciones comerciales y los pagos de la gurra, fue necesaria la acuñación de monedas de otros metales. Así, en Castilla, junto con el dinero existía el llamado óbolo de vellón.
La palabra vellón deriva del francés bouillon y significado etimológico es lingote. Técnicamente, el vellón es una aleación de plata y de cobre de composición variable. Si predomina la plata se habla de vellón rico. En caso de predominar el cobre se habla de vellón pobre. Con este tipo de moneda es fácil realizar devaluaciones.
Doblas, reales y maravedíes
El sistema de pesos y medidas vigente en la Castilla de aquel momento heredaba muchos rasgos del sistema almorávide, lo que lo hacía poco homologable a los sistemas europeos. Para facilitar los intercambios con Europa, el Rey Alfonso X, durante el siglo XIII, reorganizó el sistema.
El valor de las monedas está en relación al peso del metal que contienen, por lo que fue necesario reestructurar también el sistema monetario suprimiendo las viejas monedas: los dineros y los maravedíes de oro.
En su lugar se creó otra moneda de oro basada en el marco, una unidad de peso muy popular en Europa Occidental durante la Edad Media que equivalía a unos 230 g de metal. Esta moneda se denominó dobla. La equivalencia de un marco de oro era de 50 doblas. Este cambio sufrió variaciones con el tiempo. Junto con las doblas de oro, también se crearon los maravedíes de plata.
Fruto de la necesidad de recaudar metales preciosos, se realizaron sucesivas devaluaciones introduciendo cobre en la aleación de plata. Por ello fue necesario crear una moneda de plata más fuerte: el real. La equivalencia entre ellas era (orientativamente) 1 dobla de oro por 12 reales y 1 real por 3 maravedíes de vellón.
Entrado el siglo XV, durante el reinado de los Reyes Católicos, el sistema monetario de doblas, reales y maravedíes se estabiliza con la equivalencia de un marco de plata en 67 monedas de real y un real en 34 maravedíes.
Monedas fuertes y débiles
Como se ha podido comprobar, los sistemas monetarios descritos están basados en dos tipos de monedas: las fuertes, de alto contenido en oro y plata, y las débiles: basadas principalmente en el cobre. Las monedas fuertes quedan reservadas para el comercio con extranjeros, para hacer frente a las deudas de guerra y para la acumulación de las élites. Las débiles quedan para la población en general y sus quehaceres cotidianos.
¿Porqué Alfonso X introdujo un sistema de pesos y medidas homologable al Europeo? Con Al-Ándalus en en retirada, los reinos peninsulares se volvieron hacia Europa para buscar comercio y aliados para sus disputas. Esto trajo como consecuencia la necesidad de pagar mercancías o deudas de guerra con oro y plata. Las viejas monedas almorávides no eran las más adecuadas para ello.
¿Y porqué había tanta necesidad de devaluar el contenido en plata de las monedas? Principalmente por la guerra. La creciente complejidad de la guerra hace que levantar y mantener ejércitos sea cada vez más caro. Tanto si se contratan mercenarios, como si se pide el auxilio de aliados europeos, la necesidad de metal para pagar a los prestamistas es creciente.
Los reyes tienen un problema ya que no pueden devaluar la moneda fuerte. Si sus monedas llevasen la mitad de oro, entonces tendrían que pagar el doble de ellas para conseguir los ansiados suministros de guerra. La única solución es devaluar la moneda débil: la reservada a la plebe, que no tiene otra alternativa a emplear la moneda de vellón (recordemos que el monopolio de la violencia lo tiene el señor).
Mediante las devaluaciones, los señores recogen las monedas de alto contenido en plata en circulación y las sustituyen con otras de menor contenido en metal. De este modo son capaces de apropiarse del ahorro de la baja burguesía y los campesinos libres pequeños propietarios de tierras. Quienes permanecían a salvo de esta devaluación fueron los grandes terratenientes y comerciantes, que eran capaces de mantener su ahorro en moneda fuerte.
La Edad Moderna trajo el nacimiento de las Monarquías Absolutas en las que los reyes pugnaron con la nobleza feudal por el poder. Esto trajo sobre Europa una sucesión de guerras y conflictos sin fin que fueron el motor de este proceso devaluatorio que hemos visto.
¿Gobernantes apropiándose del ahorro del ciudadano? Nada nuevo bajo el sol.
El Real de a ocho o dólar español
Para continuar con la historia de la moneda, con la afluencia de metales preciosos de América fue necesario crear múltiplos del real y fijar el cambio con la moneda de oro y de vellón. Así, la dobla fue sustituida por el escudo de oro que era una moneda de 3,4 g de oro. Durante el reinado de Felipe II el escudo de oro se convierte en la moneda principal a la que todas las demás se referencian. El escudo de oro equivalía a 16 reales de plata o a 40 reales de vellón. Este cambio se mantuvo estable hasta la época de Fernando VII.
La moneda de plata más importante fue, sin duda, el llamado real de a ocho o dólar español. Esta moneda se convirtió de facto en la moneda de intercambio mundial entre 1600 y 1800 debido a la masiva afluencia de plata americana en Europa vía Sevilla. Tanto es así que esta moneda se convirtió en la base del dólar de plata estadounidense entre otras.
Era tal la demanda de reales de a ocho que, mientras que el escudo de oro sólo se acuñó en Madrid y Sevilla, los reales se produjeron masivamente en las posesiones españolas de México, Perú, Colombia, Chile y Filipinas.
Esta entrada de metales preciosos desde América hacia Europa causó una suave pero constante inflación en el viejo continente cuyas consecuencias fueron muy importantes durante la Edad Moderna.
delivery fruits and vegetables to restaurant
blog topic