
¿Es este el motor de la historia del Antiguo Régimen? ¿De verdad se alimenta de inflación y guerra? Foto de Manny Proebster vía http://freeimages.com
Pues bien, los fenómenos históricos, normalmente, tienen muchas causas. Y estos procesos tan globales, más todavía. De entre todas las posibles motivaciones, motores o causas hay dos que me parecen muy relevantes a la hora de poner en marcha todos los acontecimientos que dieron fin al sistema feudal. Como, en el fondo, todo está relacionado, los contaré aquí en conjunto.
Índice del artículo
La guerra como motor de la historia
El primer motor es de naturaleza política. En esta entrada comentamos por encima el sistema político feudal, dominado por las relaciones de vasallaje.
En un sistema tan descentralizado como el feudalismo de la Alta Edad Media, era absolutamente razonable se fueran conformando alianzas entre nobles alrededor de figuras notables (reyes, duques y otros integrantes de la alta nobleza). Estas alianzas no necesariamente se basaban en lazos de parentesco, sino más bien en términos de conveniencia política.
Recordemos que el feudo era, también, una unidad económica. Esto significa que el noble titular del feudo obtenía de él casi todo lo necesario: alimentos y soldados. Únicamente necesitaba de fuera algunos artículos de lujo.
En este sentido, el feudo medieval se puede entender como un sistema de extracción de las rentas procedentes de la tierra. Pero estas rentas no eran dinerarias, sino en especie (lo dicho, alimentos y soldados).
No cuesta mucho imaginar que el estado natural de las cosas era la guerra por la posesión de la tierra. Para que un noble ganase influencia, necesitaba incrementar el “tamaño” del feudo. Y eso no se hacía de forma pacífica.
Además, debemos tener en cuenta las invasiones de otros pueblos: visigodos, normandos, magiares, mahometanos, etc… La suerte para la gente común es que sólo se podía guerrear en determinadas épocas.
Pero esto trajo una efecto colateral. Los siervos de la gleba son excelentes campesinos, pero pésimos soldados. Los mercenarios eran, sin duda, mucho más efectivos en batalla. El problema es que cobraban honorarios en moneda fuerte (metal precioso amonedado). De este modo apareció la necesidad de sacar al feudo de su aislamiento.
Extracción de rentas dinerarias en el feudo
Ya no era suficiente con la extracción de rentas en especie. El feudo necesitó transformarse en un sistema de extracción de rentas dinerarias. En términos actuales diríamos que el feudo debía modificar su sistema productivo y orientarlo a la exportación para conseguir una balanza comercial favorable. Y para ello necesitaban a los comerciantes.
Los mercaderes a gran escala, capaces de fletar navíos y transportar grandes volúmenes de mercancías, podían adquirir la producción de trigo, cebada o lana para moverlas a otras ciudades lejanas. Allí podían especular o comerciar en condiciones favorables y, también, adquirir bienes de lujo fabricados por los gremios. Después los moverían allí donde pudieran encontrar buenos beneficios.
Esa era la fuente de ingresos que los Señores de los feudos rurales necesitaban. De este modo, a partir del comercio, comenzó a producirse otro fenómeno: la especialización de la producción a nivel regional.
Por ejemplo, Castilla producía lana que era transportada al puerto de Valencia y vendida a mercaderes genoveses. Éstos la llevaban a Génova, donde se elaboraban paños de calidad que eran vendidos, posteriormente, en las ferias europeas.
Volveremos sobre esto más adelante.
El otro motor de la historia: la inflación
Es un hecho contrastado. La plata de América inició un proceso inflacionario que se extendió desde Sevilla a todo el continente europeo. También es un hecho contrastado que la inflación perjudica a los rentistas.
¿Qué quiero decir con esto? Como hemos comentado, el feudo era un sistema de extracción de rentas, y la dinámica inflacionaria que comenzó en la Edad Moderna no sentó especialmente bien a la estabilidad del sistema.
La renta feudal sólo crece cuando se incrementa el tamaño del feudo. O sea, con la guerra. Y esta actividad es, como podemos imaginar, muy cara. Además, la inflación hace que el coste de la guerra sea creciente.
Por tanto, el típico Señor de un feudo rural necesita incrementar su renta para sostener el gasto en ejército. Pero, como el I+D no está entre sus prioridades, sólo conoce una forma segura de lograr su objetivo: invadir el feudo vecino.
Ambas dinámicas convergentes impactaron sobre la sociedad rural de la Baja Edad Media
¿Quién se aprovechó de estos motores de la historia?
Durante la Edad Media los estamentos privilegiados, especialmente la nobleza de carácter militar, rural y hereditaria, fueron los triunfadores del sistema (valga esta expresión). En la Edad Moderna surgió un tipo diferente de triunfador: el mercader.
Quiero resaltar aquí la diferencia entre estamento y clase social. En este contexto, y sin entrar en detalles, la pertenencia a un estamento viene dado por las circunstancias de nacimiento, mientras que la pertenencia a una clase viene dada por la actividad económica que se desempeña. Formar parte de un estamento es algo más permanente que la pertenencia a una clase.
Los mercaderes, en principio, pertenecían al pueblo llano o tercer estamento. Sin embargo, el éxito económico les permitió comprar el acceso a la nobleza sin necesidad de cambiarse a la profesión de guerrero, actividad principal de los nobles feudales.
Entre los mercaderes, algunos amasaron inmensas fortunas satisfaciendo el apetito por los artículos de lujo que demandaban nobleza y clero (especias y seda de oriente, por ejemplo). Esto les permitió comprar más barcos e incrementar la escala de sus operaciones.
Ahora podían comprar la cosecha de trigo de un lugar, transportarla a unos almacenes y venderla cuando hubiese hambruna (nunca he visto muy clara la diferencia entre invertir y especular). Mediante este mecanismo se inició el proceso de especialización regional de la producción. Al noble rural le interesaba cultivar más de lo necesario para dedicar el excedente a la exportación. Esto le permitía ingresar dinero para sostener el gasto militar.
Y hablando de dinero… Había un tipo especial de mercader que ofrecía dinero a cambio de un módico interés. ¿Quién necesita cultivar si puedes pedir prestado?
En efecto, primero los cambistas y después los banqueros se especializaron en el préstamo de dinero a grandes nobles y reyes. Esta actividad sólo fue posible gracias a unas nuevas herramientas de naturaleza comercial: la contabilidad y la letra de cambio. Gracias a ellas, las ferias medievales perdieron su función de intercambio de bienes para convertirse en auténticos mercados financieros internacionales.
El comercio como motor de otra historia
Como resumen final diré que la inflación y la guerra crearon una necesidad de dinero en moneda fuerte para sostener el gasto militar y suntuario de la nobleza feudal. Ese dinero lo proporcionaron los mercaderes mediante el comercio.
El comercio fue el responsable de dos cosas: la mejora de las redes de transporte de mercancías y la especialización de la producción por regiones. Como resultado, el feudo medieval dejó de ser una unidad económica independiente.
Por las redes comerciales marítimas fluían las mercancías de unas regiones a otras y, junto con ellas, empezó a circular capital en forma de letras de cambio. Por supuesto, el dinero a crédito lubricó este nuevo sistema económico.
Y ahora vamos a enlazar este artículo con la serie sobre la evolución de la artesanía y las manufacturas. Toda la dinámica aquí descrita tuvo otro efecto colateral inesperado. El comercio se convirtió en el motor de otra historia que ocurriría en el siglo XVIII: la Revolución Industrial.
El mecanismo es de sentido común. La actividad comercial se financia a crédito. O sea, que el mercader debe devolver el principal más los intereses de la deuda. Como resultado necesita comerciar más para hacer frente a sus deudas.
Los nobles hacen la guerra a crédito, luego necesitan vender más materias primas a los comerciantes para devolver lo prestado. La única manera de incrementar la renta de sus feudos es apropiándose de las tierras comunales de los campesinos y/o aumentando los impuestos que los vuelven más miserables. De esto escribí en este artículo. Esto no siempre era aceptado de buen grado, como muestra echad un vistazo a una revuelta campesina típica del s. XIV.
Pero además de las materias primas se podían comerciar bienes elaborados como paños, telas, herramientas y demás. Estos bienes eran fabricados mediante los métodos artesanales y su producción estaba controlada por los gremios medievales.
Pero los gremios no funcionaban según la lógica de este nuevo mundo capitalista. Los mercaderes demandaban cantidades crecientes de bienes comerciables, pero los métodos y funcionamiento de estas instituciones medievales suponían un freno a la producción. Esto selló su destino.
Y de esta forma tan melodramática retomaremos la serie de entradas sobre la evolución de la artesanía y las manufacturas. Hasta la semana que viene.
Carlos .A mi me interesa y me estan encantando. Lo que le comentabas a Cova de marrketing para inquietos. Quizas son dos sectores diferentes para tratar juntos en la misma web.
Si lo separas genial, si sigues aqui yo te sigo leyendo igual aunque no te habia escrito!!
Hola Crack.
Gracias por los cumplidos. Respecto lo de los sectores diferentes, creo que todo depende del objetivo del blog. Si escribiese pensando en un negocio, lo estoy haciendo mal… no he definido un público objetivo, ni tengo productos que vender, y hablar de dos temáticas confunde a los posibles clientes.
Pero de momento ese no es el objetivo. Me conformo con aprender y pasar un buen rato. En julio cuando tenga vacaciones lo repensaré todo otra vez.