
Cultivo de tabaco. Foto de María Susana Mingo vía http://freeimages.com
En algún lugar de La era de la revolución, Europa es descrita como un océano de ruralidad. En entradas posteriores veremos cómo en ese «océano» hay islas donde florecerá una actividad comercial, proto-industrial y financiera. Será en esas islas donde el modo de producción capitalista se apoye para disolver los restos de la economía feudal.
No obstante, en esta entrada, me limitaré a echar un vistazo a la estructura de esta sociedad rural y qué diferencias se operaron en ella respecto de la Edad Media.
Índice del artículo
La clase dirigente de la sociedad europea posterior a la Edad Media
La sociedad medieval europea estaba dividida en nobleza y el clero, los estamentos privilegiados, y el pueblo llano. Estos estamentos medievales constituían estructuras bastantes cerradas a la que, normalmente, se accedía por derecho de nacimiento o como recompensa por servicios de carácter militar.
La condición de caballero, ya fuera un gran noble o un modesto hidalgo, llevaba aparejada la posesión de una propiedad rural de la que extraía las rentas para sostener su modo de vida.
Por tanto, la posesión de la tierra daba acceso a la condición de caballero que, a su vez, facilitaba el acceso a los cargos al servicio de la corona. Los reyes, intentando socavar el poder de la nobleza, asignaban los cargos del Estado a personas de origen humilde. De este modo se estableció una competencia dentro de la clase dirigente por los puestos más provechosos entre los candidatos de noble cuna y los que accedían por méritos propios.
Hacia el final de la Edad Moderna, la aristocracia de nacimiento logró expulsar a muchos sus rivales de origen modesto de los puestos dirigentes. De este modo se creó un gran descontento entre las clases medias urbanas que facilitaría las posteriores revoluciones políticas.
Esta competencia queda magníficamente ilustrada en la vida del Coronel Francisco Verdugo, nacido en 1537 de una mujer de oficio charcutera y que llegó a Gobernador de Frisia. Los problemas que hubo de superar están narrados en el libro de Hugo A. Cañete, La guerra de Frisia y en este interesantísimo podcast.
El descontento no pertenecía únicamente al pueblo llano. Los grandes nobles poseían enormes propiedades de las que obtenían rentas fabulosas. Pero los hidalgos rurales no podían hacer lo mismo. El tamaño de sus fincas era tan pequeño que, ni aún expoliando a los campesinos, lograban rentas suficientes para mantener el nivel de vida.
En palabras de Hobsbawm “[los hidalgos] se distinguían de los plebeyos principalmente por sus privilegios sociales y políticos y su poca afición a dedicarse a cosas como el trabajo indignas de su condición.” En países como Hungría, Polonia y España esta clase de baja nobleza era especialmente abundante y descontenta.
El campesinado en la Europa de la Edad Moderna
Hasta aquí hemos hablado de los poseedores de la tierra. Ahora nos detendremos sobre quienes la cultivan.
En opinión de Hobsbawm Europa, o su área de influencia económica más bien, se podía dividir en tres grandes áreas en función de las relaciones de la propiedad agraria. En cada una de éstas predominó un tipo diferente de cultivador de la tierra.
El campesino libre de Europa occidental en la Edad Moderna
La primera de las áreas incluye Europa occidental hasta la frontera formada por el río Elba y la región italiana de Trieste. En esta zona quedan excluidas las partes al sur de la península ibérica y la península italiana.
Desde finales de la Edad Media, el campesino típico había abandonado el régimen de servidumbre debido a que los feudos habían dejado de funcionar como las unidades económicas medievales. En su lugar se habían transformado en un sistema de percepción de rentas.
Así, los campesinos libres podían trabajar tierras pertenecientes a grandes propietarios en régimen de arrendamiento. Esta renta se podía pagar en dinero o con parte de la cosecha.
En otras ocasiones los cultivadores de la tierra podían ser propietarios, pero estaban sujetos a ciertas obligaciones frente a los señores, como las corveas (el cultivo gratuito de la tierra del señor). Además, el excedente obtenido por los agricultores era gravado con impuestos de todo tipo y pelaje. Por ejemplo, los señores cobraban derechos de pontazgo, portazgo y aranceles; la Iglesia cobraba diezmos; y el príncipe impuestos variados.
Recodemos que en el sistema feudal, el régimen de servidumbre implicaba unas obligaciones del señor frente a los siervos. A cambio de la libertad, los señores ya no estaban obligados a procurar sustento a sus campesinos. Esta fue la razón de la abolición progresiva del régimen servil en esta región. A los señores les salía más a cuenta extraer rentas de los campesinos libres que cargar con la obligación de su manutención.
Es importante resaltar que, si bien el régimen servil desaparecía, el régimen señorial era más fuerte que nunca. Este régimen consistía, precisamente, en la facultad de los estamentos privilegiados para la extracción de las rentas de los antiguos feudos.
¿Qué consecuencias de derivaron de estos cambios? La concentración de la propiedad y los crecientes impuestos crearon un grupo de campesinos cuyas tierras no producían lo suficiente como para procurarse sustento, con lo que se vieron obligados a dedicarse a otras actividades complementarias que les permitieran generarse ingresos extras. Entre ellas, el trabajo a sueldo de otros propietarios de tierras o el desarrollo de actividades de artesanía para terceras personas. Este último punto es muy importante y volveremos sobre él.
El campo inglés durante la Edad Moderna
Las condiciones mencionadas configuraron un medio de cultivo ideal para la introducción de un tipo de agricultura capitalista. Este desarrollo, sin embargo, no fue homogéneo. Sólo unas pocas regiones europeas con cultivos especializados dieron este salto. Entre ellas, el caso inglés reviste una especial relevancia.
El terrateniente típico del Continente era un latifundista absentista que extraía rentas de un gran número de pequeños arrendatarios. En Inglaterra se daba una situación diferente. El cultivador era un arrendatario tipo granjero de mediano tamaño que pagaba una renta al propietario de la tierra y salarios a otros campesinos-trabajadores.
Pero para que este modelo de campo capitalista funcionase bien era necesario un ingrediente: que los salarios de los campesinos trabajadores no fueran demasiado elevados. Esto se consiguió entre 1760 y 1830 mediante las Enclosures Acts o Leyes de Cercamiento, que significaron la pérdida de las tierras comunales de los campesinos. Éstos, al perder su principal sustento, se convirtieron en una clase de campesinos-proletarios que dependían de alquilar su trabajo para sobrevivir.
La zona de servidumbre agraria en Europa
Alrededor del área europea donde el campesino era libre, se extendía una zona formada por Europa oriental, los Balcanes, el sur de la península italiana y el sur de la península ibérica.
Aquí, por lo general, el campesino no era libre. Estaba sometido un régimen de servidumbre más duro que el medieval, rayano en la esclavitud. Los siervos dedicaban la mayor parte de su tiempo a los trabajos forzosos en la tierra de los señores y a prestar servicios domésticos para ellos. Este artículo sobre la abolición de la servidumbre en Rusia describe muy bien la situación del campesinado.
Las explotaciones agrarias eran ineficientes y se cultivaban mediante procedimientos primitivos y los campesinos vivían normalmente en la miseria. No obstante el enorme tamaño de las haciendas hacía que las rentas extraídas por los grandes nobles propietarios fueran fabulosas.
Para que nos hagamos una idea de la extensión del régimen servil, Hobsbawm cita el ejemplo del conde húngaro Esterhazy (el patrón de Haydn) que llegó a tener propiedades que superaban en total los dos millones de hectáreas. También Catalina la Grande repartió unos cuarenta a cincuenta mil siervos entre sus nobles favoritos.
En las regiones serviles de Italia y España el estatus legal de los campesinos no era la servil. Sin embargo poseían rasgos comunes (propiedad concentrada, terratenientes absentistas, proletariado agrario) que hacen adecuada su inclusión en esta zona.
Las zonas de esclavitud ultramarinas
Los cultivadores típicos de las colonias ultramarinas de las potencias europeas, por lo general, no eran personas libres.
En el continente americano, eran labradores forzados nativos o esclavos traídos de África. En ambos casos estaban sometidos por la fuerza. Como excepción regional, en Norte América hay cultivadores independientes tipo granjeros.
Por otra parte, en las colonias de las Indias Orientales la forma de coacción que se imponía era la entrega de determinada cantidad de producto de la cosecha: café o especias, por ejemplo.
Los propietarios de la tierra eran muy parecidos a los grandes nobles de la Europa oriental. Se trataba de grandes terratenientes que poseían inmensos territorios del tipo fincas o haciendas, donde se hacía su voluntad.
Diferencias regionales entre los cultivadores del campo de la Edad Moderna
Esta parte no es de Hobsbawm. Se trata de comentarios personales míos.
Me llama la atención una diferencia entre las zonas que creo que es fundamental, y que explicaría la dificultad para la introducción del modo de cultivo capitalista en las regiones serviles.
En ambas instituciones (esclavitud y servidumbre) el propietario de la tierra tiene la obligación/necesidad de proporcionar sustento a los campesinos. Obviamente, si mueren, no producen. Por ello, el siervo o el esclavo cultivan para el señor a tiempo completo.
En cambio, en las regiones donde el campesino es libre, éstos necesitan complementar sus ingresos para poder sobrevivir. Esto hace que dediquen parte de su tiempo a otras actividades productivas que les produzcan algún excedente, como por ejemplo pequeños huertos personales o -muy importante como veremos en otro momento- manufacturas artesanas.
Otro hecho que me parece relevante es que la sociedad estamental de la Edad Media era muy estable (perduró alrededor de un milenio) en contraposición a la Edad Moderna (trescientos años escasitos). Creo que esto se debe a que el régimen feudal era un sistema que otorgaba derechos y obligaciones a los tres estamentos (mal repartidos, por supuesto). Los señores debían asegurar una subsistencia mínima de los vasallos y no podían separarlos de la tierra a la que pertenecían.
En cambio, en la sociedad de la Edad Moderna, los señores se desvincularon del régimen feudal. De este modo renunciaron a sus obligaciones para con sus vasallos que quedaron abandonados a su suerte (lo llamaron emancipación). Curiosamente no abandonaron ninguno de sus privilegios feudales. Esto hizo que el sistema social fuera mucho más inestable. En fin, cosas de la Historia.
Ya he dado la brasa bastante por hoy. Me he quedado en un punto crucial de la Edad Moderna: el estudio del comercio y la industria (por llamarla de algún modo). Intentaré retomar el tema en breve.
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