Cuando uno decide empezar un negocio por su cuenta casi la primera pregunta que le surge es ¿se puede facturar sin ser autónomo? Esto ocurre porque una de las barrera más grandes a las que se enfrenta un emprendedor es la cuota del régimen de autónomos. Este será un gasto de 227 € cada mes (cuota de 2013) que tendrás que abonar a la Seguridad Social tengas o no clientes, abras o no el negocio, dispongas de liquidez o no, etc…
Este problema se vuelve más grave todavía para un profesional que trabaja a tiempo parcial o de forma discontinua. Imagínate un informático que trabaja por cuenta ajena y el tendero de su barrio le encarga una web para hacer en sus ratos libres a cambio de 500 € IVA no incluido (por poner un ejemplo sencillo). Esta persona va a tener que elegir entre dos opciones: o bien cobro en negro pasando a la economía sumergida, o bien renuncio a ese trabajo ya que hacer el papeleo para darse de alta requiere tiempo y de los 500 €, el 45% se los va a llevar la seguridad social y el 21% se irá para Hacienda en concepto de IRPF a cuenta. Francamente, no sale a cuenta perder el tiempo haciendo un trabajo del que el 66% de lo que cobre se va a ir en impuestos.
Es evidente que este sistema fiscal-laboral español no favorece al pequeño emprendedor. ¿Qué clase de sistema pervertido te obliga a decidir entre ser ilegal o quedarte en casa viendo la tele en lugar de generar actividad económica? Y, desde el punto de vista de la Administración, ¿cómo es posible que se prefiera perder recaudación en lugar de tener un sistema que incentive al pequeño emprendedor? Parece claro que si cobras unos impuestos pequeños a los emprendedores que empiezan recaudarás más porque habrán más de ellos. En cambio, si los desincentivas con impuestos altos, a la larga, se recaudará menos.
Os aseguro que los legisladores y altos funcionarios no son tontos. Este sistema no está diseñado al azar. En realidad está pensado para que tenga estos efectos y la pregunta es por qué. De esto hablaremos otro día ya que en esta serie de posts que empieza hoy nos centraremos en ver cómo se evita el alta en seguridad social de manera perfectamente legal.
Pero, ¿de verdad que se puede facturar sin ser autónomo?
La respuesta corta es SI. La respuesta larga implica dividir la pregunta en dos aspectos separados. El primero es un asunto tributario entre la Agencia Española de Administración Tributaria (AEAT) y el contribuyente. Y el segundo es un asunto entre la Tesorería General de la Seguridad Social y el trabajador autónomo.
Aunque parezca que la obligación de emitir facturas es para tener tus ingresos controlados, no es así. Al menos esto es lo que sostiene Hacienda. En realidad tú emites facturas para que el receptor pueda ejercitar sus derechos tributarios, como la devolución del IVA por ejemplo. O sea, que la misión de hacienda cuando te inspecciona es velar por los derechos de los contribuyentes (lo del afán recaudatorio son bulos que corren por ahí ;)) Y para que la AEAT pueda fiscalizar correctamente los euros que se facturan por el país necesita que las personas que emiten estos documentos se den de alta en el censo de obligados tributarios. Y, de paso, revisan las declaraciones trimestrales del IVA por si hay algún error.
Por otra parte, en tu condición de trabajador por cuenta propia, también tienes unos derechos que proteger en materia de seguros de enfermedad y de jubilación. Aquí, es donde entra la Tesorería General de la Seguridad Social (TGSS). Con los pagos mensuales de las cuotas de autónomo, acreditados en los boletines de cotización, la Tesorería protege tus derechos futuros a una pensión pública y a la asistencia sanitaria. Como veis, aunque nos duela un poco, todo es por nuestro bien.
La idea clave es que la tributación fiscal y las cotizaciones sociales son ámbitos jurídicos diferentes (derechos tributarios vs laborales) y entidades gestoras diferentes (la AEAT y la TGSS). Por tanto, es posible que existan ciertas situaciones en las que no sea necesario estar fichado en estas dos agencias simultáneamente.
“He ido a Hacienda y me han dicho que para facturar tengo que ser autónomo”
Este es un problema de incentivos y de miedo. Me explico, a nivel de organizaciones, tanto la AEAT como la TGSS tienen como objetivo la recaudación, por tanto es muy difícil que ellas mismas te expliquen cómo pagar menos ya que irían en contra de sus intereses.
Por otra parte, a nivel individual, si tú preguntas a un funcionario de Hacienda si “¿para facturar tengo que ser autónomo?”, esta persona se enfrentará a varios problemas. El primero está en que los funcionarios de ventanilla de Hacienda no son expertos en Derecho de la Seguridad Social. Ellos se limitan a aplicar los protocolos y directrices que les han dado y, por tanto, no están en condiciones de discutir matices sobre la jurisprudencia en ciertos artículos de la Ley General de la Seguridad Social. El segundo problema es común a todo funcionario que es preguntado por algo que se sale de lo normal (a mi también me pasa). En estos casos tendemos a pensar que, o bien el que pregunta no tiene ni idea de lo que está buscando, o bien está haciendo una pregunta deliberadamente confusa en busca de una respuesta favorable a sus intereses para que, cuando sea pillado en una inspección, pueda decir que “el funcionario fulanito de tal me dijo que se podía hacer sin problemas”. Por puro instinto de supervivencia, o bien te lo quitas de encima o bien le dices que se tiene que dar de alta como autónomo.
Esto explica situaciones como estas “Preguntar en Hacienda por este tema no te garantiza nada. Yo obtuve TRES respuestas diferentes a esta pregunta en la misma delegación.” Por cierto, en el post se explica por encima el mecanismo que utilizaremos. En las siguientes entradas lo analizaremos en profundidad.
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