Tras tener la idea feliz para montar el negocio, cualquier persona sensata busca información en internet sobre los trámites legales a seguir para desarrollar su idea. Por ejemplo, puede acudir a los portales Ser Autónomo o a Emprendedores.
Allí encontrará las primeras piedras del camino:
- Alta en el Impuesto de Actividades Económicas
- Alta en el censo de obligados tributarios
- Alta en la Seguridad Social
- Licencias de apertura variadas
En su búsqueda de información, esta persona emprendedora será avisada de que la normativa es muy estricta y que su incumplimiento acarreará fuertes sanciones. Lo lógico es contactar con el Ayuntamiento, la Agencia Tributaria y la Tesorería General de la Seguridad Social para buscar ayuda.
Una vez analizada la abundante información uno recuerda la historia de aquel explorador que viajaba en globo y que, por un azar del destino, tiene un accidente que lo deja colgado de la copa de un árbol. Desorientado, pregunta a un aldeano que pasaba por allí:
– Oiga, ¿podría decirme donde estoy?
– Claro que sí, le responde, está usted colgado en la copa de un árbol.
Tras una breve pausa el explorador contesta al aldeano:
– Gracias por la respuesta. Por cierto, ¿verdad que usted es matemático?
– Pues si, ¿cómo lo ha sabido?
– Porque me ha dado una respuesta exacta, precisa y completamente inútil.
Si yo quiero generar ingresos por publicidad, ¿porqué ninguna web oficial me informa de una forma comprensible sobre los pasos que tengo que dar para poder hacerlo? Si necesito emitir una factura para documentar un cobro esporádico ¿qué tengo que hacer para que todo sea legal?
Podéis hacer un sencillo experimento: dirigíos a las Administraciones más cercanas y planteadles el siguiente negocio. Quiero abrir una web con publicidad online que me producirá unos ingresos mensuales de 150 € ¿qué trámites debo cumplir? El ejemplo lo he extraído de Marketing Guerrilla en la web.
La respuesta estándar será: alta de autónomo, alta en el IAE, declaración censal, etc… Si piensas que la cuota mínima de autónomo para 2013 ya asciende aproximadamente a 227 € al mes, entenderás que este negocio, así planteado, es una locura. Nunca debería ponerse en marcha.
La cruda realidad
La realidad es difícil de aceptar. El sistema jurídico español es muy complejo. Tenemos el ámbito estatal, autonómico y local cada uno emitiendo normas por separado. Cada una de esas normas pretende ser más estricta que la anterior y, para ello, marca unos criterios que deberán ser interpretados por los funcionarios correspondientes. Esto hace que se introduzcan elementos subjetivos en la aplicación de la normativa que hacen imposible el estricto cumplimiento de todas y cada una de las leyes, decretos, órdenes ministeriales, resoluciones, edictos municipales que estén en vigor en cada momento.
Sólo es una opinión personal, pero creo que el sistema está diseñado para que funcione así. Ante el miedo a la sanción por incumplimiento de la normativa, la opción más fácil es rellenar los formularios y pagar todas las tasas que nos presenten. De este modo, todas y cada una de las Administraciones se aseguran su parte en el cobro de impuestos sobre la actividad de un negocio: Hacienda por el IRPF, la Tesorería General por las cotizaciones sociales, el ayuntamiento por las licencias, etc… La ironía del asunto es que, ni aún así te librarás de alguna sanción.
Carlos, ¿estás diciendo que en España hay inseguridad jurídica a la hora de montar negocios? Eso mismo estoy afirmando. Todo aquel que inicia un negocio, por pequeño que sea, debe saber que se adentra en una zona gris donde, dependiendo de que funcionario y como se planteen las cuestiones, puede obtener una respuesta o su contraria.
Además, afirmo que esta inseguridad jurídica es la causa de que muchas empresas o negocios no nazcan. Me gustaría saber cuánto dinero está dejando de recaudar el Estado por las empresas que pudiendo, no se han creado.
Entonces, ¿que hacemos?
Sin duda la opción más segura y cómoda es no hacer nada, así se evitan problemas y líos. La segunda opción es montar un negocio similar a algo que ya exista. Esto equivale a caminar por la orilla de la zona gris: es relativamente seguro pero poco rentable (cuando no ruinoso) debido a la gran competencia y/o requiere mucha inversión inicial. Los ejemplos son muy conocidos: montar un bar, comprar un camión camión para dedicarse al transporte por carretera, etc… La tercera opción es meterse de lleno en la zona gris para emprender caminos que todavía no han sido recorridos. Pero esto implica asumir la incertidumbre ya que cuando sacas a las Administraciones Públicas del “rellene el formulario tal y abone la correspondiente tasa” el resultado no siempre es feliz. Por último está la zona negra de la economía sumergida.
Bajo mi punto de vista, esta última opción no es recomendable a largo plazo ya que, tarde o temprano, las bases de datos de Hacienda se cruzarán con las del banco y te caerá una sanción importante. Si trabajas en negro no puedes facturar, abrir cuentas corrientes es peligroso y olvídate de internet puesto que allí todo está vigilado.
Si lo piensas bien, la opción más segura es aprender a navegar en la zona gris. Eso es lo que pretendo mostrar en Emprendedores Minimalistas.
Me interesa conocer tu opinión